El tiempo de la distracción

Cuando voy por la calle y observo a los transeúntes, cada uno y cada cual, inmerso, abstraído, absorbido mirando el móvil, sin parecer importarle lo que ocurre a su alrededor, me traslada a aquellos tiempos en donde los conquistadores cuando llegaban a aquellas tribus perdidas y desconectadas del mundo, y se metían en aquellas tribus desconocidas, para dominarlos, y tenerlos desarmados y distraídos, les regalaban espejitos, abalorios, collares de colorines y quincalla, y así aquellos belicosos guerreros se dejaban desarmar y contentar y fascinado por todo aquello tan nuevo en sus vidas, eran sometidos el nuevo poder europeo.

Y comparándolo con estos tiempos, se observa la semejanza del engaño del sistema capitalista para tener a la población distraída y ausente de los problemas engaños y tropelías a que nos someten las clases dominantes, y como antaño nos dominan por el arte de la distracción, y en la de darnos cada día novedades informáticas. Se han cambiado aquellos espejitos y quincallas por herramientas virtuales que nos abstraen  con novedades informáticas personales que te aíslan de la realidad a los que estamos sometidos a ese mundo efímero que nos disfraza la vida.

Hacer la compra pendiente del móvil no te hacer ver ni hacerte idea la carestía de los alimentos, mirando el móvil en la casa no se habla no hay comunicación con la familia, y metidos de lleno en las redes sociales no se cae en al cuenta de la miseria de jornales que cobramos, y con eso se terminan las protesta y las manifestaciones manifestaciones laborales o de todas clases, porque entrar en eso es perderte el  mundo engañoso y agradable, ilusorio y utópico en donde las  clases dominantes nos hacen vivir

No somos na