Desternillarse de la risa

Abro esto para que nos animemos a compartir experiencias o anécdotas en las que dejar de reír a carcajadas ha sido simplemente imposible.


Sucedió que fuimos tres amigos a una actividad civil que había organizado la Municipalidad (uno de los amigos es hijo del alcalde de entonces), pero al llegar la susodicha actividad estaba aburrida pues resultó ser un baile al que asistieron puros vejetes. El amigo que no era pariente del alcalde y yo decidimos irnos y le pedimos prestado el vehículo al otro el cual aceptó con la única condición de que le echáramos gasolina pues andaba muy bajo, nosotros dijimos que sí, que no se preocupe, que claro, que como no y bla bla. El espertento era un Toyota Starlet 1981 con abolladuras, asientos rotos, luces bajas y un motor que apenas y tenía fuerza para arrancar, la cuestión fue que en él llegamos y en él nos estábamos yendo, pero sin el dueño. Como a mitad de camino se topa uno con la "Cuesta del Cristo", una cuesta larga y parada que nos hizo pensar que el carro no iba a poder subirla pero no por falta de fuerza, sino porque efectivamente el tanque estaba bajísimo, la aguja del medidor estaba completamente acostada. Tuvimos miedo de no subirla, pero al final entre carcajadas al escuchar el estruendoso esfuerzo del motor, lo logramos. Una vez arriba, decidimos ir a la bomba (gasolinera) y de camino la conversación fue algo así:

- Mae ¿cuánto le echamos?
- Y... yo creo que no mucho, total ya falta poco para llegar. ¿Qué son, como 2 km?
- Sí mae, 2 kilómetros.

Y comienza la risa:
- Mae que chingue echarle 500 pesos.
- Mae sí, con eso de fijo llegamos, sí sí, echémosle 500.

Y más risas.

Y llegamos a la bomba:
- Señores ¿en qué les puedo servir?

Y nosotros casi sin poder hablar por las risas:
- Mae... eh, échele 500.

Y el pistero con cara de ¿es en serio?:
- Sí.

Y un microsegundo después:
- Listo señores, son 500.

Y en la plenitud del jolgorio le dije yo:
- Viejo ¿Nos puede dar una factura?

Y el pistero, muy profesional no dijo nada y puso más cara de "me están chingando este par de playos":
- Aquí tienen su factura.

Y brotaron las carcajadas a borbollones mientras salíamos de la bomba y duraron todo el trayecto hasta la casa de nuestro amigo. No se lo pueden imaginar, es que el otro amigo nos dijo muy circunspecto "se los presto, pero le echan gasolina" y nosotros comprometidísimos "sí sí, no se preocupe".

Y llegamos a la casa, abrimos portón, entramos y dejamos el carro. La hija del alcalde, también amiga nuestra, estaba en casa y nosotros entre más risas le hicimos, óigase bien, entrega oficial del documento de la compra del combustible: "se lo da a su hermano por favor", "no se le olvide", "cuidado nos falla", "es para que vea que sí le hicimos caso de lo que nos dijo para que nos prestara el carro", "sino se la da (la factura), nunca nos lo vuelve a prestar" y bla bla y más carcajadas. El resto de la noche pasamos imaginándonos la cara del dueño del carro cuando llegara a arrancarlo y viera que estaba mucho peor de como nos lo había dado, fue una noche simplemente cómica.

500 pesos, o 500 colones para ser más preciso, es poquito menos de US$ 1,00 y para aquel entonces casi EU 0,50.

Mano suelta.....

Si queréis reíros un rato, cuando estéis en un bar o una cafetería le decís a un amigo:

-Cuál es el diminutivo de perro?

Y él dirá: perrito

-Cuál es el diminutivo de oso?

Y él dirá: osito

Y aquí viene la broma
-Cuál es el diminutivo de osimbo?

Él se quedará un poco perplejo pero dirá: osimbito

Lo habéis pillado? osimbito suena igual que "os invito". Y entonces le decís: Menos mal, ya era hora. Y pedís al camarero lo que sea que tu amigo os invita



Edito: Con el camarero no sale bien la broma, nunca invita