Des de el meu balançí

Garroferal escribió:.

Sobre la “Leyenda Negra de España, Philp Wayne Powell, la describe así:

“La premisa básica de la Leyenda Negra es que los españoles se han mostrado históricamente como excepcionalmente crueles, intolerantes, tiránicos, oscurantistas, vagos, fanáticos, avariciosos y traicioneros; es decir, que se diferencian de tal modo de los demás pueblos en estas características que los españoles y la historia de España deben ser vistos y comprendidos en términos que no son empleados habitualmente para describir e interpretar a otros pueblos”.

Sinceramente, creo que los actuales españoles no somos así.

Como en todas partes cuecen habas en España hay individuos con estas características, eso no lo podemos negar, pero que ellas, en todo o en parte, nos identifiquen actualmente, es una aberración. Una aberración que hay que desterrar para siempre, que ya debiera estar desterrada, pero que no lo está.

El esfuerzo para lograrlo debe ser unánime, ahí demostraríamos ser una nación, incluso una nación de naciones que esto no lo cambia en nada, con un mismo horizonte, y en ese logro no debe faltar el pequeño y diminuto grano de arena que cada uno podamos aportar.

¿Existe actualmente en nuestra sociedad crueldad, intolerancia, tiranía, oscurantismo, vagancia, fanatismo, avaricia y traicioneros? Sí, para nuestra desgracia colectiva y la desgracia personal en esos individuos. Negarlo es una necedad. No existe en el porcentaje, quizás cierto, quizás exagerado, quizás interesado en destacar para otras naciones “enemigas”, que pudo haberlo en otras épocas, cuando la cultura no era lo que más brillaba entre la ciudadanía o mejor dicho entre el vasallaje de aquellos monarcas absolutistas al que el vasallo solo valía como fuente de explotación, pero esos tiempos han pasado a “mejor vida” y es cosa que nos debe alegrar y enorgullecer, pero toda la labor no está acabada, y aún hay mucho de ello entre nosotros.

Por el bien de nuestra sociedad, de España si así lo prefieren algunos, debemos ser exigentes en la educación de nuestros hijos como el futuro que deseamos, donde ya las reminiscencias de la España Negra desaparezcan al completo y no sean recuerdo de su existencia.

Esa educación debemos transmitirla cada uno de nosotros a nuestras descendencias, pero hay otra exigencia, y es que junto a la ciencia o letras, las artes y tecnologías, historia u oficios, debemos obligar a que en la aulas se enseñe urbanidad, como madre de todas las enseñanzas contrarias a esa crueldad, intolerancia, tiranía, oscurantismo, vagancia, fanatismo, avaricia y traición, que en otras etapas dijeron era la divisa de los hombres y mujeres de este país.

Sé que muchos así lo hacemos, y no desde ahora sino desde hace mucho tiempo, sino no hubiésemos llegado al nivel de urbanidad alcanzado hasta ahora, pero aún quedan racimos de uva en las cepas y hay que hacer una copiosa vendimia y poda si queremos que los frutos del próximo año sean mejores. No paremos individualmente y seamos muy exigentes con nuestros gobernantes en ese horizonte.

.

Garroferal escribió:

No voy a entrar en si es conveniente para el ciudadano catalán la independencia que se persigue, ya que, como cada cual la verá a su manera, ésta será conveniente para unos y para otros no, pero dado que los independentistas no cejan en alcanzarla, creo que cometen, entre otros, un grave error, y ese error es denominarla República de Catalunya, porque esta decisión podría traer consecuencias graves. Ya puestos a independizarse de España, ¿por qué no el Reino de Catalunya?, esto es, independizarse del reino de España nombrando otro rey y otra monarquía.

Ya sé que don Juan Carlos I, el Campechano, no está en edad de muchos trotes, la edad no perdona ni a los monarcas, cosa injusta de la Naturaleza por demás por la dignidad que representan, pero enamorado del mar como lo es, y con esa costa catalana tan apetitosa para regatas y toda clase de deportes marítimos, pesca de atunes y merluzas incluida, no creo que se lo hubiese pensado mucho para acceder a ser nombrado rey catalán de habérselo propuesto, incluso con el mismo nombre pero en catalán: Joan Carles I el Trempat… Y díganme, ¿creen que un hijo como don Felipe, prudente y filial, sería capaz de enviar sus tropas al reino de su padre para guerrear? Imposible. Pues eso, que lo que falta en España es imaginación... Don Felipe reinando en España, y don Joan Carles reinando en Catalunya, sería la península como una balsa de aceite. Todo felicidad; todo tranquilidad; todo orden y paz; todo una maravilla... Los catalanes comprando chorizos de Cantimpalo y los españoles butifarras catalanas. Nada de boicots; nada de odios; nada de rencores, y per Sant Joan, bacores.


.