NO bajo mas a la ciudad con mi amigo Serafin

Mi amigo Serafín es diabético, y como decía que dulces de Navidad sin azúcar no había por las tiendas de por aquí, decide bajar a la metrópoli para buscarlos.
.- Como que no hay, claro, hay turrones sin azúcar, yo los he visto, le digo:
,. Pero solo veo turrones, y yo quiero mazapanes, mantecados, roscos, yemas, barquillos .-Así que me invita a ir con él a Barcelona ciudad. Que aventura y que peligro, porque mi amigo aunque tiene casi ochenta años, aún conduce, maneja que dirían nuestros amigos hispanos, se toma insulina, ve menos que una gamba a la pancha, y lleva audífono siempre con las pilas agotadas, así que yo como copiloto y antes de entrar en el coche me santiguo como un  reo ante el garrote vil.
? Adonde vamos) le pregunto ¿¿¿¿queeee! responde, que adonde vamos? vamos a Lïlla
responde. ,. Oye que eso esta en la parte alta de Barcelona, casi al principio de la Diagonal.-- ¿sabes el camino? .- NO.- Pero para eso llevó  el Google Maps en el móvil,  pone el celular en el salpicadero y emprendemos la marcha.
En la primara ronda que cogemos se equivoca de carril y sin hacer caso de la voz del asistente del móvil le indica, se pasa.- Oyeee que te decía que girara a 200 metros y te has pasado, ¡¡¡¡QUEEEE!y así durante el camino el aparato tuvo que reiniciar la ruta varias veces, pero mi amigo absorto en su manejo del volante se cabrea con los demás conductores a los que abronca desde la ventanilla , gritándoles de forma que la dentadura postiza como le viene grande, hace que no se le entienda nada por qué al gritar se le sale de la boca. ¿¿Buddddooo, afinal, que no ves por donde fa, mamonaso"!!!!! y así todo el camino, con frenazos, desvíos a punto de colisionar , pitidos, bronca                                                                Al final llegamos, pero había que meter el coche en el Parking del supermercado.
Aquí ya y presagiando una nueva hecatombe lo pude convencer para que me dejara a mí bajar por las pendientes del parking subterráneo. Una vez en la gran tienda donde compra la elite barcelonesa, y adonde llegan los mejores mariscos, las mejores frutas y género de todas clases, mi amigo con su gorrilla y su anorak gris, era como una mancha entre los distinguidos  clientes de trajes y corbatas y los modélitos de última hora de las señoras . ¡¡¡¡¡Aquí están!!.- me grita desde lejos después de haber recorrido kilómetros de mostradores y puestos, Y sí, había de todo lo que buscaba el amigo Serafín, pero  le digo .- Oye, fijate que pone "sin azúcares añadidos"o sea que siguen teniendo azúcar. .- Bueno me dice es igual, me los llevo, y allí que va y se llena dos bolsas de variados condimentos navideños. Y el vigilante de seguridad que le avisa de que se suba la mascarilla, seguimos entre quesos de todo el mundo, embutidos y vinos desconocidos, pero cuando llegamos a los aceites, Serafín pega un grito. ¡¡¡¡Mira aceite de mi pueblo!! y me suelta historias de cuando de joven recogía aceitunas en su pueblo, y caminando por entre el gentío decidimos comer algo, pero todo estaba cerrado, así que acabamos en casa del amigo Argentino que no dejo entrar en el local a escondidas, y nos preparó dos buenos bocadillos y café con leche, sin azúcar, sin cafeína, y con leche desnatada, un "desgraciado" que lo llamamos. Después al regreso, fue otra historia que me da miedo contarla. y es que no somos na .

Saludos

Rocinante escribió:Mi amigo Serafín es diabético, y como decía que dulces de Navidad sin azúcar no había por las tiendas de por aquí, decide bajar a la metrópoli para buscarlos.
.- Como que no hay, claro, hay turrones sin azúcar, yo los he visto, le digo:
,. Pero solo veo turrones, y yo quiero mazapanes, mantecados, roscos, yemas, barquillos .-Así que me invita a ir con él a Barcelona ciudad. Que aventura y que peligro, porque mi amigo aunque tiene casi ochenta años, aún conduce, maneja que dirían nuestros amigos hispanos, se toma insulina, ve menos que una gamba a la pancha, y lleva audífono siempre con las pilas agotadas, así que yo como copiloto y antes de entrar en el coche me santiguo como un  reo ante el garrote vil.
? Adonde vamos) le pregunto ¿¿¿¿queeee! responde, que adonde vamos? vamos a Lïlla
responde. ,. Oye que eso esta en la parte alta de Barcelona, casi al principio de la Diagonal.-- ¿sabes el camino? .- NO.- Pero para eso llevó  el Google Maps en el móvil,  pone el celular en el salpicadero y emprendemos la marcha.
En la primara ronda que cogemos se equivoca de carril y sin hacer caso de la voz del asistente del móvil le indica, se pasa.- Oyeee que te decía que girara a 200 metros y te has pasado, ¡¡¡¡QUEEEE!y así durante el camino el aparato tuvo que reiniciar la ruta varias veces, pero mi amigo absorto en su manejo del volante se cabrea con los demás conductores a los que abronca desde la ventanilla , gritándoles de forma que la dentadura postiza como le viene grande, hace que no se le entienda nada por qué al gritar se le sale de la boca. ¿¿Buddddooo, afinal, que no ves por donde fa, mamonaso"!!!!! y así todo el camino, con frenazos, desvíos a punto de colisionar , pitidos, bronca                                                                Al final llegamos, pero había que meter el coche en el Parking del supermercado.
Aquí ya y presagiando una nueva hecatombe lo pude convencer para que me dejara a mí bajar por las pendientes del parking subterráneo. Una vez en la gran tienda donde compra la elite barcelonesa, y adonde llegan los mejores mariscos, las mejores frutas y género de todas clases, mi amigo con su gorrilla y su anorak gris, era como una mancha entre los distinguidos  clientes de trajes y corbatas y los modélitos de última hora de las señoras . ¡¡¡¡¡Aquí están!!.- me grita desde lejos después de haber recorrido kilómetros de mostradores y puestos, Y sí, había de todo lo que buscaba el amigo Serafín, pero  le digo .- Oye, fijate que pone "sin azúcares añadidos"o sea que siguen teniendo azúcar. .- Bueno me dice es igual, me los llevo, y allí que va y se llena dos bolsas de variados condimentos navideños. Y el vigilante de seguridad que le avisa de que se suba la mascarilla, seguimos entre quesos de todo el mundo, embutidos y vinos desconocidos, pero cuando llegamos a los aceites, Serafín pega un grito. ¡¡¡¡Mira aceite de mi pueblo!! y me suelta historias de cuando de joven recogía aceitunas en su pueblo, y caminando por entre el gentío decidimos comer algo, pero todo estaba cerrado, así que acabamos en casa del amigo Argentino que no dejo entrar en el local a escondidas, y nos preparó dos buenos bocadillos y café con leche, sin azúcar, sin cafeína, y con leche desnatada, un "desgraciado" que lo llamamos. Después al regreso, fue otra historia que me da miedo contarla. y es que no somos na .

Saludos

 Me has hecho dar miedo con lo que pasaron para llegar al negocio. Y encima ingeriendo sòlo un "desgraciado" con bocadillos....