¿Quién cambia más, el hombre o la mujer?

He observado que tras dar es "Sí" tanto hombres como mujeres experimentan grandes cambios biológicos y psicológicos así como de comportamiento. Ellos se vuelven vagos, panzones, desatentos y displicentes. Ellas gordas, mandonas, ariscas, dejadas y chismosas.

Mi duda es la siguiente: ¿Es que todos eran así y la boda les quitó la careta o es que el "sí quiero" tiene poderes transformadores?

zampabol escribió:He observado que tras dar es "Sí" tanto hombres como mujeres experimentan grandes cambios biológicos y psicológicos así como de comportamiento. Ellos se vuelven vagos, panzones, desatentos y displicentes. Ellas gordas, mandonas, ariscas, dejadas y chismosas.

Mi duda es la siguiente: ¿Es que todos eran así y la boda les quitó la careta o es que el "sí quiero" tiene poderes transformadores?

Hola,
No se cambia mucho sino que se levan màscaras; màs cuando se casan jòvenes; después de adultos no se cambia porque ya no se necesitan disfraces. Claro que siempre hay cambios, pero se deben màs a la edad o las circunstancias de la vida; no por casarse.

Ademàs, creo que es el hombre que oculta màs detràs del antifaz antes de casarse y se le nota màs el antes y después.

Antes del matrimonio el hombre anda “al salto por un biscocho” y para tener màs oportunidades quiere presentarse delgado, elegante, simpàtico, sociable, protector, abierto, responsable y pintarse de azul,.... por eso del principe.

Luego de casarse el biscocho uno ya lo tiene... y se pone duro; ya la elegancia es dejada para alguna ocaciòn especial, el azul se vuelve gris, ser delgado parece enfermedad, la razòn se antepone a lo sociable y simpàtico y todo lo que el amor hacìa ver perfecto en la pareja se transforma en un muestrario de defectos. Se comienza a sospechar que sòlo con amigos se puede estar a gusto y ni hablar si llegan hijos.

La mujer sigue siendo casi la misma de antes con algunos kilos màs; lo ùnico que se pone en evidencia eso que antes uno no veìa por la explosiòn hormonal que lo dominaba y que llamaba “amor”. Todo es igual pero viéndolo con otro cristal.

Las emociones y novedades ya son cosas viejas, nada nuevo salta en el cada dìa y la rutina roe todo vestigio de originalidad y atractivo.

Asì, se comienza la carrera hacia el envejecimiento. Esta es màs o menos la sìntesis de lo que me parece.

Saludos.

No estoy de acuerdo del todo. Aquí, hombres y mujeres andan "al salto por un bizcocho", lo que pasa es que cada uno hornea su bizcocho según le parece.
He visto a miles y miles de mujeres dar el "sí quiero" y suspirar aliviadas. Se acabaron los arreglos, la promoción, las dietas, la preocupación por la apariencia, la pasión, el amor desbocado.
Tras el sí quiero en su mente se hace realidad el sueño oculto: ¡¡¡Mis bebés!! y ya todo lo demás queda apartado para siempre.
Donde antes todo era "lo que tú quieras, mi amorcito" ahora es "¡Ya te estás tardando en sacar la basura"
La mujer entra en una carrera por conseguir engordar lo antes posible y perder el glamour con el que cazó a la víctima desaprensiva.

zampabol escribió:He observado que tras dar es "Sí" tanto hombres como mujeres experimentan grandes cambios biológicos y psicológicos así como de comportamiento. Ellos se vuelven vagos, panzones, desatentos y displicentes. Ellas gordas, mandonas, ariscas, dejadas y chismosas.

Mi duda es la siguiente: ¿Es que todos eran así y la boda les quitó la careta o es que el "sí quiero" tiene poderes transformadores?

Lo de las mujeres se resuelve firmando antes de casarse capitulaciones y separación de bienes.

Los otros cambios son culpa del paso del tiempo.

Como siempre digo.

La vejez es la mas dura delas dictaduras.

Todos esos defectos que le pones a las mujeres.
Los tenían antes de casarse.

Es solo que no los veías.

zampabol escribió:No estoy de acuerdo del todo. Aquí, hombres y mujeres andan "al salto por un bizcocho", lo que pasa es que cada uno hornea su bizcocho según le parece.
He visto a miles y miles de mujeres dar el "sí quiero" y suspirar aliviadas. Se acabaron los arreglos, la promoción, las dietas, la preocupación por la apariencia, la pasión, el amor desbocado.
Tras el sí quiero en su mente se hace realidad el sueño oculto: ¡¡¡Mis bebés!! y ya todo lo demás queda apartado para siempre.
Donde antes todo era "lo que tú quieras, mi amorcito" ahora es "¡Ya te estás tardando en sacar la basura"
La mujer entra en una carrera por conseguir engordar lo antes posible y perder el glamour con el que cazó a la víctima desaprensiva.

No. También existimos mujeres que nos cuidamos porque nos gusta vernos bien y sí, una vez que "atrapamos" a la víctima , seguimos cuidándonos, pendientes de que no se vayan con la primera lagartona que se les atraviese, no seria justo que después de tanto esfuerzo se vaya con la primera rubia falsa que tiene todo el tiempo del mundo para estar en el gym mientras una se dedica a cuidar hijos y a tener gordo y contento al marido.

Y mientras a nosotras, la edad y los hijos nos cobran una factura alta, los hombres tienen la ventaja de que pueden desarrollar su panza y seguir siendo feos (o ponerse más feos) y nuestros enamorados ojos los van a seguir viendo como los más guapos del mundo. 

Algo que me parece muy curioso, es que muchos hombres quieran una muñeca: guapa, que sepa cocinar, haga todo sin protestar, siempre dispuesta al sexo, no ronque, que se muestre siempre alegre, que baile y cante para ellos y... ellos son feos, gordos, flojos, borrachos, tontos y muchas cosas más.

En fin, hay de todo y no es bueno generalizar. 

Regina escribió:

zampabol escribió:No estoy de acuerdo del todo. Aquí, hombres y mujeres andan "al salto por un bizcocho", lo que pasa es que cada uno hornea su bizcocho según le parece.
He visto a miles y miles de mujeres dar el "sí quiero" y suspirar aliviadas. Se acabaron los arreglos, la promoción, las dietas, la preocupación por la apariencia, la pasión, el amor desbocado.
Tras el sí quiero en su mente se hace realidad el sueño oculto: ¡¡¡Mis bebés!! y ya todo lo demás queda apartado para siempre.
Donde antes todo era "lo que tú quieras, mi amorcito" ahora es "¡Ya te estás tardando en sacar la basura"
La mujer entra en una carrera por conseguir engordar lo antes posible y perder el glamour con el que cazó a la víctima desaprensiva.

No. También existimos mujeres que nos cuidamos porque nos gusta vernos bien y sí, una vez que "atrapamos" a la víctima , seguimos cuidándonos, pendientes de que no se vayan con la primera lagartona que se les atraviese, no seria justo que después de tanto esfuerzo se vaya con la primera rubia falsa que tiene todo el tiempo del mundo para estar en el gym mientras una se dedica a cuidar hijos y a tener gordo y contento al marido.

Y mientras a nosotras, la edad y los hijos nos cobran una factura alta, los hombres tienen la ventaja de que pueden desarrollar su panza y seguir siendo feos (o ponerse más feos) y nuestros enamorados ojos los van a seguir viendo como los más guapos del mundo. 

Algo que me parece muy curioso, es que muchos hombres quieran una muñeca: guapa, que sepa cocinar, haga todo sin protestar, siempre dispuesta al sexo, no ronque, que se muestre siempre alegre, que baile y cante para ellos y... ellos son feos, gordos, flojos, borrachos, tontos y muchas cosas más.

En fin, hay de todo y no es bueno generalizar. 

Hola,
Y, sì, para el hombre es suficiente ser un poco mejor que un orangutàn para conseguir una mujer que lo acepte. Para la mujer es màs difìcil ya que los hombres usan los ojos màs que los oidos.

Es cierto que el hombre desea una muñeca, que sea rubia aunque con raices negras y que haga todo lo que su fructìfera imaginaciòn le propone para la lista de requisitos. Luego se queda con la primera que le da bolilla, aunque sea gorda y parecida a un chimpancé. No somos na.

Muchas pretenciones, pero pocas virtudes.

En Rusia dicen: no hay mujeres feas, es sòlo falta de vodka.

Saludos.

Dorogoi escribió:

Regina escribió:

zampabol escribió:No estoy de acuerdo del todo. Aquí, hombres y mujeres andan "al salto por un bizcocho", lo que pasa es que cada uno hornea su bizcocho según le parece.
He visto a miles y miles de mujeres dar el "sí quiero" y suspirar aliviadas. Se acabaron los arreglos, la promoción, las dietas, la preocupación por la apariencia, la pasión, el amor desbocado.
Tras el sí quiero en su mente se hace realidad el sueño oculto: ¡¡¡Mis bebés!! y ya todo lo demás queda apartado para siempre.
Donde antes todo era "lo que tú quieras, mi amorcito" ahora es "¡Ya te estás tardando en sacar la basura"
La mujer entra en una carrera por conseguir engordar lo antes posible y perder el glamour con el que cazó a la víctima desaprensiva.

No. También existimos mujeres que nos cuidamos porque nos gusta vernos bien y sí, una vez que "atrapamos" a la víctima , seguimos cuidándonos, pendientes de que no se vayan con la primera lagartona que se les atraviese, no seria justo que después de tanto esfuerzo se vaya con la primera rubia falsa que tiene todo el tiempo del mundo para estar en el gym mientras una se dedica a cuidar hijos y a tener gordo y contento al marido.

Y mientras a nosotras, la edad y los hijos nos cobran una factura alta, los hombres tienen la ventaja de que pueden desarrollar su panza y seguir siendo feos (o ponerse más feos) y nuestros enamorados ojos los van a seguir viendo como los más guapos del mundo. 

Algo que me parece muy curioso, es que muchos hombres quieran una muñeca: guapa, que sepa cocinar, haga todo sin protestar, siempre dispuesta al sexo, no ronque, que se muestre siempre alegre, que baile y cante para ellos y... ellos son feos, gordos, flojos, borrachos, tontos y muchas cosas más.

En fin, hay de todo y no es bueno generalizar. 

Hola,
Y, sì, para el hombre es suficiente ser un poco mejor que un orangutàn para conseguir una mujer que lo acepte. Para la mujer es màs difìcil ya que los hombres usan los ojos màs que los oidos.

Es cierto que el hombre desea una muñeca, que sea rubia aunque con raices negras y que haga todo lo que su fructìfera imaginaciòn le propone para la lista de requisitos. Luego se queda con la primera que le da bolilla, aunque sea gorda y parecida a un chimpancé. No somos na.

Muchas pretenciones, pero pocas virtudes.

En Rusia dicen: no hay mujeres feas, es sòlo falta de vodka.

Saludos.

Exacto. La mayoría de las mujeres (no es mi caso   yo sí me fijo que sea guapetón el muchacho) nos fijamos en que el hombre sea inteligente, que nos haga reír, que sea detallista, si es guapo mejor, pero si es feíto, no importa, ahí vamos de brutas a enamorarnos.

Tengo una amiga que cada novio que se consigue es peor de feo que el anterior. Lo peor no es que sean feos, lo peor es que se comporten como si fueran guapos   y terminan haciéndole cada perrada 

 El último feo (y de veras que era feo el pobre) la dejó por una mujer no tan agraciada (un golpe muy feo a su ego) pero que seguramente tenía cualidades que él valoraba mucho más que la belleza de mi amiga. Son raros pero supongo que sí deben existir algunos hombres que no pidan muñecas sin antes verse en el espejo. En fin, que soñar no cuesta nada y al final, todos soñamos y nos quedamos con lo que podemos 

En México se dice que "No hay mujer fea, solo maridos pobres" 

Ambos van cambiando para mi, los años no pasan en vano y los dolores hacen unos cambie, físicos y emocionales, de que se cometan muchas veces los mismos errores o nuevos, eso si

zampabol escribió:He observado que tras dar es "Sí" tanto hombres como mujeres experimentan grandes cambios biológicos y psicológicos así como de comportamiento. Ellos se vuelven vagos, panzones, desatentos y displicentes. Ellas gordas, mandonas, ariscas, dejadas y chismosas.

Mi duda es la siguiente: ¿Es que todos eran así y la boda les quitó la careta o es que el "sí quiero" tiene poderes transformadores?

Este tema es interesante, Zampa. Y yo no hablaría en general de "careta" sino de "etapa de promoción", jajaja. Careta implica algo falso, aparentar ser lo que no se es y aunque hay casos en los que sucede, en general no es el caso. Y promoción significa que cuando uno quiere conquistar o enamorar a alguien, saca toda la artillería para lograrlo y una vez "cazado", deja de promocionarse.

Yo creo que las personas no cambiamos de esencia. Que como uno es, es y será hasta la tumba. Con la edad y las vivencias, uno puede ir madurando, evolucionando o involucionando en algunos casos, lo que conlleva cambios biológicos y mentales, pero en esencia, uno es como es en temperamento y en  personalidad, hasta la muerte. Quizás  con los años y los golpes de la vida uno aprende (para bien o para mal) y modifica ciertas actitudes pero no podemos cambiar de esencia.

En condiciones normales, uno se casa o da el "sí" -en primeras nupcias- de "joven". Aunque las personas cada vez se van casando de mayor edad, lo usual es casarse en la década de los 20´s a los 30´s, al menos es más común esa edad para casarse o comprometerse, en América Latina. Y sucede que la juventud "es un mal que se cura con los años".

Cuando uno es jovencito y está enamorado, tiende a no ver ciertas cosas del cónyuge que en realidad siempre han estado allí pero que uno no las puede ver tal como son porque con el enamoramiento, uno está lleno de dopamina y de otras hormonas que, como está científicamente comprobado,  influyen en la corteza cerebral prefrontal- que es la parte con la que uno razona-, para "borrar" los aspectos negativos y defectos de la persona amada. Y todo eso sucede porque la naturaleza es sabia y la especie humana debe perpetuarse y por eso la dopamina nos ayuda a "nublar un poco nuestro razonamiento" para evitar que uno se ponga a ver toooodos los defectos de la pareja, que siempre han estado allí y que lo único que harán con el tiempo, cuando vaya disminuyendo la dopamina por el paso del tiempo y la convivencia y/o la rutina, es volverse más evidentes.  Estoy convencida de que si desde el inicio pudiéramos ver "en todo su esplendor" los defectos de la pareja, habría muchísimos menos divorcios y separaciones, ya que las parejas que decidieran unirse lo harían con un nivel de consciencia que no se tiene cuando uno está enamorado u hormonado.

En realidad no es que el cónyuge haya cambiado, lo que sucedió es que con el tiempo, y una vez que ha pasado el "enamoramiento", uno lo ve como realmente es, ya sin los ojos dopaminosos o idealistas juveniles o de corderito enamorado.  

Pero no todo es trágico, porque en muchos casos, una vez que el enamoramiento dopaminoso ha pasado, puede realmente surgir el amor verdadero, ese que es una elección que se hace con los ojos abiertos, con la inteligencia y la plena voluntad de "querer querer" a esa persona que uno eligió cuando era jovencito e inocente. Por supuesto que para que ese enamoramiento se transforme en amor, se requiere de ambas partes, cada uno tiene que hacer lo que le toca y buscar que "lo mutuo" se fortalezca y crezca. De otro modo, cada uno irá por su lado, juntos o separados.

Como dices, hay muchísimos casos en los que dar el "sí quiero" se interpreta como un "ya amarré lo que quería" y alguno de los dos o ambos,  deja de esmerarse, de esforzarse, de cuidarse y de cuidar lo mutuo y es cuando vemos a la gente que de soltera era guapa y arreglada y de casada se pone gorda, fea y abandonada. Y no sólo se abandonan en lo físico sino que también dejan de cuidar los detalles de amor y de entrega que hacen que el amor crezca.

Todo esto que cuentan ustedes me lleva a una conclusión: tengo que darle la razón a mi cuñado que dice que debería estar prohibido casarse antes de los 40.
Está claro que casarse en la década de los 20 es una lotería. Antiguamente los matrimonios resistían a duras penas porque normalmente la mujer no tenía medios de subsistencia y el hombre no sabía hacer la "O" con un canuto dentro de una casa...menos aún cuidar de sus hijos. Además que una vez formada la familia con una prole a la que educar y alimentar, la ruptura ya no era cosa de dos.

Hoy en día la gente no se casa hasta que ya está aburrida de convivir y "probarse", ya saben si él deja la tapa del wc salpicada o si ella va soltando más pelos que una fábrica de esquilar ovejas. Ninguno de los dos puede "abandonarse a su suerte" porque no hay un vínculo real que los ate y además en vez de tener hijos, tienen un perrito.
Al no tener compromisos de ninguna clase, cosa que es de envidiar, ambos visitan regularmente el gimnasio, ven programas de grandes chefs y experimentan cuando se juntan con amigos las mejores viandas y los mejores caldos y en los ratos libres van al psicólogo.
Al no haber hijos tienen una economía muy saneada. Lo que antes nos gastábamos en potitos, pañales, pediatras, zapatitos, mochilas, colegios caros, juguetes, ayuda doméstica y un infinito etcétera, ellos lo gastan en viajes, bonitos modelos y buenos restaurantes...por supuesto donde admitan perritos porque el bicho vive mejor que ellos.

Ahora los gobiernos no ayudan a las familias, ayudan a todo aquello que va en contra de las familias, lo cual estimula el crecimiento de perritos por las calles. Es mucho más rentable económicamente llevar rastas, una guitarra y dos perritos que traer tres hijos al mundo.

El problema de esto es que la situación será idílica por un tiempo, porque una sociedad no resiste mucho la descapitalización humana. Por suerte ya me pillarán lejos las consecuencias o será el fin del mundo como asegura Mar7 y compañía.

Claro que lo mejor sería casarme más grandes, el problema es que ya más maduros pos  ve el matrimonio no es una panacea, de ahi muchos solterones, mujers y hombres. para mi es miedo, no hay que tener miedo, yo llevo un divorcio jeje....será que mi papá más que mi mamá me ayudó a ser media temeraria, vieja tu puedes, eres inteligente, no tengas miedo y la verdad me ayudó a ser más segura

zampabol escribió:Todo esto que cuentan ustedes me lleva a una conclusión: tengo que darle la razón a mi cuñado que dice que debería estar prohibido casarse antes de los 40.
Está claro que casarse en la década de los 20 es una lotería. Antiguamente los matrimonios resistían a duras penas porque normalmente la mujer no tenía medios de subsistencia y el hombre no sabía hacer la "O" con un canuto dentro de una casa...menos aún cuidar de sus hijos. Además que una vez formada la familia con una prole a la que educar y alimentar, la ruptura ya no era cosa de dos.

Hoy en día la gente no se casa hasta que ya está aburrida de convivir y "probarse", ya saben si él deja la tapa del wc salpicada o si ella va soltando más pelos que una fábrica de esquilar ovejas. Ninguno de los dos puede "abandonarse a su suerte" porque no hay un vínculo real que los ate y además en vez de tener hijos, tienen un perrito.
Al no tener compromisos de ninguna clase, cosa que es de envidiar, ambos visitan regularmente el gimnasio, ven programas de grandes chefs y experimentan cuando se juntan con amigos las mejores viandas y los mejores caldos y en los ratos libres van al psicólogo.
Al no haber hijos tienen una economía muy saneada. Lo que antes nos gastábamos en potitos, pañales, pediatras, zapatitos, mochilas, colegios caros, juguetes, ayuda doméstica y un infinito etcétera, ellos lo gastan en viajes, bonitos modelos y buenos restaurantes...por supuesto donde admitan perritos porque el bicho vive mejor que ellos.

Ahora los gobiernos no ayudan a las familias, ayudan a todo aquello que va en contra de las familias, lo cual estimula el crecimiento de perritos por las calles. Es mucho más rentable económicamente llevar rastas, una guitarra y dos perritos que traer tres hijos al mundo.

El problema de esto es que la situación será idílica por un tiempo, porque una sociedad no resiste mucho la descapitalización humana. Por suerte ya me pillarán lejos las consecuencias o será el fin del mundo como asegura Mar7 y compañía.  

Una parte de mí está de acuerdo con eso que dices de que nadie se debería casar antes de los cuarenta, jajaja.

Pero la naturaleza "tiene razones que la razón no entiende", porque si así fuera, la humanidad ya estaría extinta. Y también tiene su parte bonita la de casarse jóvenes y empezar a formar una familia siendo jóvenes. Los hijos son una responsabilidad y una tarea que requiere de toda la energía física y mental que se pueda tener y por eso, los hijos merecen unos padres jóvenes y en su óptimo estado físico. En las familias con muchos hijos, si analizas la educación que se les da a los mayores en comparación con los hijos menores, no tiene nada qué ver. El orden de nacimiento sin duda influye en la personalidad de cada hijo y una de las principales razones es justamente la edad de los padres al momento del nacimiento.Los hijos menores tienden a ser los disruptivos, los "ovejas negras", los creativos, artistas, atípicos o los "espíritus libres" de la casa por varias razones. Además de que pillan a los padres más mayores y cansados, los pillan también más confiados y menos "rígidos" en la crianza, a los hermanos mayores se les exige mucho más que a los menores. Una amiga dice que, a partir del tercer hijo, ya "se crían solos" y no está del todo equivocada. jajaja.


Yo tengo un montón de primos treintañeros que son solteros, glamourosos, ricos y famosos como los que describes, que no tienen hijos ni todas las responsabilidades que implican los niños y que sólo tienen perrhijos o gathijos. Y algunas veces me pregunto ¿qué se sentirá vivir tan libre y despreocupadamente?