Primer día de playa desastroso

Pegaba, cantaba el Sol de lo lindo, acompañado hasta de Mariachis, era de aquellos días que solo bajarte del coche tenias que ir corriendo a algún sitio a resguardarte del ardiente planeta porque se te quemaban las piernas, aún así me fui a la playa a la que hacia años que no visitaba. Dia laborable y poca gente, el Mar encrespado, y olas medianas con la orilla llenas de piedras, redondas pero molestas.

Me ánimo interiormente, y salgo de chiringuito en donde estaba cobijado y ayudado por una sangría de dos litros. y me adentro en el desierto en llamas, y aun calzado no se podía caminar por la arena, descalzo seria dejarte la piel y los dedos a cada paso, llego al sitio elegido separado bastante según las normas del Covid de otras familias, y me dispongo a abrir la sombrilla, esta que hacia años que estaba olvidada en el maletero del coche, esta rota, echa jirones, tan rota que no daba ni una pequeña sombra en donde resguárdame de la lava derretida que bajaba del cielo, pero bueno, me dije, hace brisa marinera, y no me pegara ni me quemare tanto con el Sol, nooo ¡¡¡¡¡ jejeje!!!! varias semanas estuve sacándome la piel a tiras de las quemaduras en la espalda.
Mientras intente meterme en el agua para remediar mi martirio, a duras penas porque el embate de las olas, y la fuerza marina me zarandeaba y me llevaba para donde quería, y las piedras me pegaban en los pies y las piernas haciéndome la tortura mas cruenta, aguante lo que pude, el agua estaba fresca y mojada, y eso me aliviaba el fuego del cuerpo, pero no se podía estar ni en la orilla y dando traspiés me salí casi al borde del agotamiento de estar luchando contra la furia marinera.

Llegue, y como pude cogí la ropa y salí tambaleando hacia mi puesto de socorro, el chiringuito, pero por las prisas de salir de aquel infierno, no me puse las zapatillas y corriendo y aullando casi no llego a mi salvación, llagas y ampollas tenia en las plantas de los pies cuando llegue, y allí los del local me auxiliaron con unos cuanto gin tónic que me aliviaron las quemaduras, y allí me quede  junto a turistas rusos y alemanes, y ya por ultimo una paella marinera me acabo de aliviar, pero las quemaduras las tuve bastante tiempo como recuerdo, de que según un cartel que no había visto y que estaba en la entrada, decía   que "la playa no es para viejos"

No somos na.

Saludos

Hay días en los que mejor ni salir de la cama jaja.
Me encantan tus textos, lo he dicho siempre y aprovecho hoy para repetirlo.
También hay un poco de aquello de que nos gustan las tragedias... siempre que sean ajenas.

Saludos.

Rocinante escribió:Pegaba, cantaba el Sol de lo lindo, acompañado hasta de Mariachis, era de aquellos días que solo bajarte del coche tenias que ir corriendo a algún sitio a resguardarte del ardiente planeta porque se te quemaban las piernas, aún así me fui a la playa a la que hacia años que no visitaba. Dia laborable y poca gente, el Mar encrespado, y olas medianas con la orilla llenas de piedras, redondas pero molestas.

Me ánimo interiormente, y salgo de chiringuito en donde estaba cobijado y ayudado por una sangría de dos litros. y me adentro en el desierto en llamas, y aun calzado no se podía caminar por la arena, descalzo seria dejarte la piel y los dedos a cada paso, llego al sitio elegido separado bastante según las normas del Covid de otras familias, y me dispongo a abrir la sombrilla, esta que hacia años que estaba olvidada en el maletero del coche, esta rota, echa jirones, tan rota que no daba ni una pequeña sombra en donde resguárdame de la lava derretida que bajaba del cielo, pero bueno, me dije, hace brisa marinera, y no me pegara ni me quemare tanto con el Sol, nooo ¡¡¡¡¡ jejeje!!!! varias semanas estuve sacándome la piel a tiras de las quemaduras en la espalda.
Mientras intente meterme en el agua para remediar mi martirio, a duras penas porque el embate de las olas, y la fuerza marina me zarandeaba y me llevaba para donde quería, y las piedras me pegaban en los pies y las piernas haciéndome la tortura mas cruenta, aguante lo que pude, el agua estaba fresca y mojada, y eso me aliviaba el fuego del cuerpo, pero no se podía estar ni en la orilla y dando traspiés me salí casi al borde del agotamiento de estar luchando contra la furia marinera.

Llegue, y como pude cogí la ropa y salí tambaleando hacia mi puesto de socorro, el chiringuito, pero por las prisas de salir de aquel infierno, no me puse las zapatillas y corriendo y aullando casi no llego a mi salvación, llagas y ampollas tenia en las plantas de los pies cuando llegue, y allí los del local me auxiliaron con unos cuanto gin tónic que me aliviaron las quemaduras, y allí me quede  junto a turistas rusos y alemanes, y ya por ultimo una paella marinera me acabo de aliviar, pero las quemaduras las tuve bastante tiempo como recuerdo, de que según un cartel que no había visto y que estaba en la entrada, decía   que "la playa no es para viejos"

No somos na.

Saludos

Joé Rocinante!!! Qué bruto eres!!!! Espero que hayas aprendido que hay que llevar el bronceador y que a ciertas edades, de sol "poquito". Saludos.

Nietzscheano escribió:Hay días en los que mejor ni salir de la cama jaja.
Me encantan tus textos, lo he dicho siempre y aprovecho hoy para repetirlo.
También hay un poco de aquello de que nos gustan las tragedias... siempre que sean ajenas.

Saludos.

¿¡¡jejejeje !! NIetz, tu siempre tan cumplido, y es verdad cuando volví al chiringuito no es que aullaba, es que daba saltos como poseso ¡¡jajajaaj!! era un día de calor muy fuerte, del orden de los 48º o asi, tanto que los lagartos emigraban a las piscinas comunitaria. jejej.

Un cordial saludo

CIKITRAKE escribió:

Rocinante escribió:Pegaba, cantaba el Sol de lo lindo, acompañado hasta de Mariachis, era de aquellos días que solo bajarte del coche tenias que ir corriendo a algún sitio a resguardarte del ardiente planeta porque se te quemaban las piernas, aún así me fui a la playa a la que hacia años que no visitaba. Dia laborable y poca gente, el Mar encrespado, y olas medianas con la orilla llenas de piedras, redondas pero molestas.

Me ánimo interiormente, y salgo de chiringuito en donde estaba cobijado y ayudado por una sangría de dos litros. y me adentro en el desierto en llamas, y aun calzado no se podía caminar por la arena, descalzo seria dejarte la piel y los dedos a cada paso, llego al sitio elegido separado bastante según las normas del Covid de otras familias, y me dispongo a abrir la sombrilla, esta que hacia años que estaba olvidada en el maletero del coche, esta rota, echa jirones, tan rota que no daba ni una pequeña sombra en donde resguárdame de la lava derretida que bajaba del cielo, pero bueno, me dije, hace brisa marinera, y no me pegara ni me quemare tanto con el Sol, nooo ¡¡¡¡¡ jejeje!!!! varias semanas estuve sacándome la piel a tiras de las quemaduras en la espalda.
Mientras intente meterme en el agua para remediar mi martirio, a duras penas porque el embate de las olas, y la fuerza marina me zarandeaba y me llevaba para donde quería, y las piedras me pegaban en los pies y las piernas haciéndome la tortura mas cruenta, aguante lo que pude, el agua estaba fresca y mojada, y eso me aliviaba el fuego del cuerpo, pero no se podía estar ni en la orilla y dando traspiés me salí casi al borde del agotamiento de estar luchando contra la furia marinera.

Llegue, y como pude cogí la ropa y salí tambaleando hacia mi puesto de socorro, el chiringuito, pero por las prisas de salir de aquel infierno, no me puse las zapatillas y corriendo y aullando casi no llego a mi salvación, llagas y ampollas tenia en las plantas de los pies cuando llegue, y allí los del local me auxiliaron con unos cuanto gin tónic que me aliviaron las quemaduras, y allí me quede  junto a turistas rusos y alemanes, y ya por ultimo una paella marinera me acabo de aliviar, pero las quemaduras las tuve bastante tiempo como recuerdo, de que según un cartel que no había visto y que estaba en la entrada, decía   que "la playa no es para viejos"

No somos na.

Saludos

Joé Rocinante!!! Qué bruto eres!!!! Espero que hayas aprendido que hay que llevar el bronceador y que a ciertas edades, de sol "poquito". Saludos.

Hola Ciky eso es verdad, pero soy antiguo y siempre e ido a las playas solo con la toalla, claro que para mi que el Sol no era tan asesino como ahora, pero si la sombrilla hubiera estado bien no me habría quemado tanto.

Saludos

Me encantas, Rocinante. Siempre me sacas una sonrisa :)

Regina escribió:Me encantas, Rocinante. Siempre me sacas una sonrisa :)

Gracias Regina, hermosa, la gracia que tienes tu al leerme.

cordial saludo

Roci, me hiciste recordar a un tío mío, blanco como la leche, que llevó su sobrilla a la playa para protegerse del sol pero que no tuvo en cuenta que dicha sombrilla era color rojo y aunque estuvo "bajo su sombra" terminó con quemaduras severas porque al parecer el rojo no es un buen color para una sombrilla playera. El pobre terminó literalmente "al rojo vivo".

Cuando yo era pequeña, tuve una época muy "accidentada", siempre me pasaban cosas y esas cosas que me pasaban tendían a complicar, entorpecer y dificultar las vacaciones.

Pues una de esas veces, fuimos a una playa muy bonita en Nayarit, llamada Destiladeras. Tendría yo unos 12-13 años. Y sucede que fiel a mi estilo, el día uno de las vacaciones, casi en el minuto uno, yo corrí en la arena y se me dobló el dedo gordo del pie derecho.
Como recién me había recuperado de un accidentillo que había tenido hace poco por el que tuvimos que regresar de emergencia a Guadalajara a que me atendiera el médico, mi hermano me dijo "te odio, siempre arruinas las vacaciones", yo fingí que no me había pasado nada y que no me dolía. No quería ser la niña que siempre arruina las vacaciones, jajaja.

El dolor de dedo fue subiendo de intensidad hasta el punto que decidí irme a sentar sola y estar calladita y mantener un bajo perfil para que nadie supiera que yo ya estaba accidentada otra vez. Pero tenía el dedo cada vez más hinchado, más morado y más adolorido.

Recuerdo que quise curarme sola y sola me fui saltando en el otro pie a conseguir hielos para meter el pie en una cubeta con hielo y ver si se me desinflamaba el dedo. Pero no sólo no se desinflamaba sino que se me ponía más hinchado y más morado hasta el punto que ya no podía con el dolor. Habían transcurrido ya unas 4-5 horas desde que me lo torcí.

Le grité a mi padre con un grito dramático de dolor y vino a mi rincón a ver qué me pasaba y se asustó de ver cómo tenía yo el dedo. Obviamente que tuvimos que irnos abruptamente del día de playa a buscar un médico, a hacerme radiografías y por supuesto, otra vez arruiné las vacaciones (mi hermano dixit) porque sucede que tenía el dedo con 2 tipos de fractura distinta; hasta me lo tuvieron que operar y todo.

Cada vez que se acercaban las vacaciones me decía : "A ver qué haces, en qué burbuja te metes, o qué armadura y escudo protector te pones pero no puede pasarte nadaaaaaaaaaaa!!!!!"

Farisha escribió:Roci, me hiciste recordar a un tío mío, blanco como la leche, que llevó su sobrilla a la playa para protegerse del sol pero que no tuvo en cuenta que dicha sombrilla era color rojo y aunque estuvo "bajo su sombra" terminó con quemaduras severas porque al parecer el rojo no es un buen color para una sombrilla playera. El pobre terminó literalmente "al rojo vivo".

Cuando yo era pequeña, tuve una época muy "accidentada", siempre me pasaban cosas y esas cosas que me pasaban tendían a complicar, entorpecer y dificultar las vacaciones.

Pues una de esas veces, fuimos a una playa muy bonita en Nayarit, llamada Destiladeras. Tendría yo unos 12-13 años. Y sucede que fiel a mi estilo, el día uno de las vacaciones, casi en el minuto uno, yo corrí en la arena y se me dobló el dedo gordo del pie derecho.
Como recién me había recuperado de un accidentillo que había tenido hace poco  por el que tuvimos que regresar de emergencia a Guadalajara a que me atendiera el médico, mi hermano me dijo "te odio, siempre arruinas las vacaciones", yo fingí que no me había pasado nada y que no me dolía. No quería ser la niña que siempre arruina las vacaciones, jajaja.

El dolor de dedo fue subiendo de intensidad hasta el punto que decidí irme a sentar sola  y estar calladita y mantener un bajo perfil para que nadie supiera que yo ya estaba accidentada otra vez. Pero tenía el dedo cada vez más hinchado, más morado y más adolorido.

Recuerdo que quise curarme sola y sola me fui saltando en el otro pie a conseguir hielos para meter el pie en una cubeta con hielo y ver si se me desinflamaba el dedo. Pero no sólo no se desinflamaba sino que se me ponía más hinchado y más morado hasta el punto que ya no podía con el dolor. Habían transcurrido ya unas 4-5 horas desde que me lo torcí.

Le grité a mi padre con un grito dramático de dolor y vino a mi rincón a ver qué me pasaba y se asustó de ver cómo tenía yo el dedo. Obviamente que tuvimos que irnos abruptamente del día de playa a buscar un médico, a hacerme radiografías y por supuesto, otra vez arruiné las vacaciones (mi hermano dixit) porque sucede que tenía el dedo con 2 tipos de fractura distinta; hasta me lo tuvieron que operar y todo.

Cada vez que se acercaban las vacaciones me decía : "A ver qué haces, en qué burbuja te metes, o qué armadura y escudo protector te pones pero no puede pasarte nadaaaaaaaaaaa!!!!!"  

Pobre niña que mal o pasaría un dedo roto, hufff. Pues en mi caso tengo muchas anécdotas de playa que no vienen al caso porque cuando llegue a Barcelona, y con los amigos que se vinieron conmigo, no salíamos de la costa brava, y allí dormíamos en la playa , y comíamos de los ahorros que teníamos, y a pesar de lo temerarios que éramos, haciendo toda clase de diabluras, nunca nos paso nada malo en el agua, tan solo recuerdo, me acordare siempre, que estando una vez, en esta ocasión iba solo, en un pueblo costero,  sentado en las rocas sin otra cosa mejor que hacer, mirando los movimientos de  los pescadores que eran muchos emplazados en aquella escollera, hasta que uno que había junto a mi, tiro de la caña porque había picado un pez, pero este  era un pez araña, que en esa parte de la costa abundan mucho, estos peces acostumbran a camuflarse por la arena, son del mismo color, y no pasa nada con ellos si no los pisa, porque llevan en el lomo muchas púas y dos dorsales que al cogerlo cuando el pescador lo traía hacia si, se contoneo, y me clavo en la mano una de sus espinas dorsales, al momento no sentí nada, pero ya el hombre me advirtió de que era un pez araña ,y que su picadura era muy dolorosa, no hice mucho caso, pero al rato
se me fue durmiendo la mano, y me subía hasta el codo, me vestí corriendo, tome el bus, y cuando llegue al sitio en adonde dormía, el dolor se hizo tan intenso que me revolcaba en la cama, La mano se me hincho y estuve un día entero soportando aquel dolor porque dicen los pescadores que este pez hasta después de muerto, se le teme por su picaduras.
Claro que de tener familia se hubieran preocupado, y hubieran ido a la farmacia a por un calmante, pero estaba solo, y es que ante esto, todo me lo guisaba y todo me lo comía, lo bueno y lo malo, cosas de la vida y es que no somos na, jejejejejej

Saludos